El fisioterapeuta e investigador Pablo Campo participa en otro estudio con esta herramienta. «Buscábamos que el covid no nos parara en seco», dice.

El investigador del campus universitario de Pontevedra Pablo Campo lleva un par de años trabajando en la utilización de la realidad virtual inmersiva para mejorar la capacidad funcional en personas mayores. ¿Cómo? Pues a través del exergaming, que son juegos creados para realizar ejercicio. Este fisioterapeuta especializado en neurorehabilitación de párkinson diseñó un programa específico cuyos resultados iban a ser mostrados en distintos congresos. Entre ellos, uno internacional que se iba a celebrar en Málaga el pasado marzo. No pudo ser porque coincidió en el fin de semana del estado de alarma.

Pablo cuenta que finalmente ese estudio se difundió de forma virtual el pasado 14 de noviembre. Nueve pacientes de la Asociación Párkinson de Vigo habían participado en la prueba piloto con un casco de realidad virtual inmersiva o total (no aumentada) y para completarlo estaba previsto un ensayo clínico autorizado en un centro de mayores privado de Pontevedra: Saraiva Sénior. «Teníamos todo preparado para empezar, pero las residencias y los centros de día están blindados por el covid y a ver cómo evoluciona la vacuna. Confiamos en poder inicarlo en el primer trimestre del 2021», explica el investigador del grupo HealthyFit, de la Facultad de Ciencias de la Educación e do Deporte.

Si altera los niveles de estrés

Como ese estudio no se podría hacer aprovecharon estos meses para otra investigación. Se trata de un estudio que busca conocer si el uso de la realidad virtual para hacer ejercicio altera los niveles de estrés. «Lo que buscábamos es que el covid no detuviera en seco la investigación experimental en personas. De ahí que se hiciera un pequeño ensayo con personas próximas al campus», relata Pablo Campo.

En ese estudio participaron finalmente 33 personas entre alumnos -sobre todo de las facultades de Ciencias da Educación y Fisioterapia-, profesores y personal de administración y servicios. «De entrada, el ejercicio físico siempre es liberador de estrés. Pero queríamos saber que pasa con una plataforma novedosa con es la realidad virtual inmersiva», señala. Previamente se blindaron las medidas de seguridad de la herramienta para que el proceso fuera seguro y se realizaron las distintas fases bajo estrictos protocolos para combatir la extensión del covid-19. La fase de campo del estudio está terminada y el grupo HealthyFit trabaja en el análisis de los datos.

Pablo Campo subraya que el objetivo del estudio es evaluar, a través de dos biomarcadores -la hormona cortisol y la enzima alfa-amilasa-, las alteraciones en los niveles de estrés que puede producir el uso de la realidad virtual para desarrollar un programa de actividad física. A los participantes se les controló la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, realizándoles varias muestras de saliva al levantarse, antes de la intervención y después del ejercicio. El estudio se completa con un grupo de control al que también se harán tres muestras. El fisioterapeuta señala que las muestras de saliva de los dos grupos serán analizadas con un cromatógrafo de alta eficacia (HPLC) en los laboratorios de la Escola de Forestais por el investigador Carlos Souto.

«Dentro de nuestra línea de investigación, controlamos el esfuerzo a través de la tensión y de la frecuencia cardíaca porque queremos que no sea excesivo ya que luego lo vamos a aplicar en colectivos más frágiles», apunta Pablo Campo. Este investigador desvela que el factor mascarilla también se tuvo en cuenta. En el ejercicio físico con mascarilla la capacidad de las persona se ve más exigida, aumenta el esfuerzo y dependiendo del tipo de cubrebocas es todavía mayor. El fisioterapeuta hace hincapié en que la mascarilla es una medida recomendable desde el punto de vista de la salud, pero su uso en determinados colectivos o en personas con patologías respiratorias o mayores no está indicado porque aumenta los valores cardíacos.

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